Un antiguo dolor
Tantas veces cautivada por la obra, finalmente encontró el lienzo original arrumbado en el altillo del Museo de la Humanidad.
Era el retrato de su dolor, pintado varios siglos atrás.
La expresión de los ojos se había logrado con una mezcla de cristal pulverizado y finas láminas de espejo en mosaico incrustadas en el óleo.
Dolor y esperanza silenciados; indefinidamente multiplicados hasta la eternidad.
Como ella, que emitía el reflejo del vidrio molido cada vez que parpadeaba. Un hijo. Como ella, la mujer había perdido un hijo.
SILVIA PAILHÉ- Del libro “Madres sin Nombre”