¡¡Un Mundo Mejor ES Inevitable!!

Invitación especial...



Me llamo Mónica Leiva, soy una ama de casa de 52 años y vivo en un pueblito del sur de la provincia de Buenos Aires llamado "EL Perdido", también conocido como "Guisasola".

Adoro la literatura y la historia. Siempre escribí, pero no pensé en publicar hasta que mi familia y amigos me convencieron. Hoy, comparto con ustedes, quienes deseen leerme, este recuerdo de mi abuelo que ha venido a visitar mi presente.

Un abrazo cordial,


Moni Leiva


El vasco

Él era un simple pastor de ovejas, allá en las lejanas tierras de Francia, en los Bajos Pirineos. Podría haber seguido viviendo así, llevando una vida mediocre, pero su ambición y sus ganas de aventurarse lo llevaron más allá de sus montañas, más allá del gran océano. Su corazón le decía: ve y crúzalo, y así, con sus 16 años se fue a las grandes praderas argentinas, como otros tantos, confundido, sin saber el idioma; pero con ansias de triunfar, sin imaginar que jamás volvería a ver sus montañas. A fuerza de golpes y decepciones, pasando hambre, durmiendo en galpones, yendo de chacra en chacra se fue haciendo hombre y fue creciendo. Un mes se guardaba el sueldo, al otro compraba un caballo y así prosiguió. Dejó de ser el joven confundido para convertirse en un ser seguro y muy bueno para el trabajo duro. Un buen día, el azar lo llevó a parar a una estancia en el partido de Coronel Dorrego, precisamente "La hibernia", hoy llamada "El destino". Allí encontró el amor, mi abuela. Ella trabajaba de cocinera, era una viuda, se enamoraron y se casaron.

El hombre del barco que llegó con lo puesto se estaba convirtiendo en una persona rica. Compró un campo y con su esposa trabajaron duro, muy duro. Pero la vida a veces juega con la gente, o sería su destino, se encontró con el alcohol. Comenzó a beber, tomó y tomó hasta transformarse en alguien violento, irreconocible y golpear a su esposa. ¿Cómo podía ser ahora que lo tenía todo, que había triunfado? Quizá lo vencieron sus miedos y anhelaba sus montañas, a su familia, su pueblo. Tal vez hubiera querido contar con herederos que engalanaran su tierra, o el gran temor constaría de que su amor no quisiera acompañarlo al lugar donde nació su esencia. No lo sé, el maldito alcohol estaba acabando con su vida y llevado por la circunstancia se compró una coupé cara, roja; la misma que determinaría su fatal destino en la ruta 3, cerca del pueblo Faro una tarde calurosa de enero, acompañado de una notable ebriedad, se metió bajo un camión y su historia culminó a los 56 años. Le decían "el vasco dendarín".



Mónica Leiva, Oct., 2014


Ilustración: María del Mar Pérez López (Ada de Alkar)
Azuqueca de Henares, Guadalajara, España




¡¡¡❤Gracias❤!!!

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Ilustraciones Alex DG© y Daniel Caminos